Ya estoy de vuelta con más poesía, esta vez más prosaica y comprometida que la anterior. Dejo la original en gallego en primer lugar y más abajo la traducción al castellano para los posibles lectores de fuera (espero que no haya quedado muy cutre, no soy muy amigo de las traducciones en poesía...).
El tema de hoy es el desastre natural que ha invadido los medios y los corazones de toda Galicia en estos últimos días: el incendio de las Fragas del Eume, la mejor muestra de bosque atlántico del mundo (o al menos antes de ser destruido). Espero que como mínimo logre llegar al interior de aquellos que me lean, y sobre todo que se encuentre al culpable de lo sucedido y que sea castigado por lo que ha hecho.
La imagen incluida es una conmovedora muestra de lo sucedido que ha estado circulando por la red estos días. Desconozco el autor, pero no es mía, ni tengo derechos de copyright ni similares.
Espero que disfrutéis de la lectura y nos vemos en la siguiente entrada. ¡Un abrazo!
Unha bolboreta vai
de flor en folla, de folla en palabra e de palabra en poesía.
Está nacendo un
novo ser nos pés dun carballo, abre os pétalos de cor violeta vida,
miudiño detalle da
fermosura dunha terra.
Máis de mil
insectos colonizan o interior dunha árbore baleira,
harmonizados coas
xentes do lugar, homes e natureza nunha íntima fusión.
Pero a primavera
chegou seca e o río non leva caudal.
Non chove en
Galicia, verde universo, non chove, e o vento morde o bosque ferido.
Alguén prendeu lume
ao corazón do Atlántico, ao pulmón que nos da vida.
Os coellos buscan
refuxio na terra e choran as xentes do lugar e de toda Galicia, choran.
A incipiente
existencia púrpura consumiuse entre vermello e gris: morre o bosque.
Quen puido facer
algo así? Quen foi capaz de mirar os ollos do castiñeiro e matalo?
As londras
agáchanse na auga encinzada dos regatos baleiros,
Os bufos voan
desorientados, berros no ceo, morte inevitable.
Anemone nemorosa,
branco axóuxere da herba, pequena realidade.
As bágoas non son
quen de afogalo e o lume avanza imparable da man do vento.
Todos os presentes
temen que lles toque a eles mentres observan a morte da árbore:
comeza polas raíces
e sube polo tronco deixando un manto negro e quente ao seu paso.
Segue avanzando por
cada unha das pólas ata chegar as fráxiles e temerosas follas,
que tratan de
resistirse ata que se desprenden da súa nai e saen voando, impulsadas.
Parece que emiten
un berro agudo, que se axitan, que senten a dor da combustión.
E permanecen na súa
suspendida convulsión ata consumirse por completo no aire.
E choran, choran os
árbores e os animais, choran as xentes do lugar. Chora Galicia.
Traducción al castellano:
Una mariposa va de flor en hoja, de hoja en palabra
y de palabra en poesía.
Está naciendo un nuevo ser a los pies de un roble,
abre los pétalos de color violeta vida,
pequeño detalle de la belleza de una tierra.
Más de mil insectos colonizan el interior de un
árbol vacío,
armonizados con las gentes del lugar, hombres y
naturaleza en una íntima fusión.
Pero la primavera llegó seca y el río no lleva
caudal.
No llueve en Galicia, verde universo, no llueve, y
el viento muerde el bosque herido.
Alguien prendió fuego al corazón del Atlántico, al
pulmón que nos da vida.
Los conejos buscan refugio en la tierra y lloran las
gentes del lugar y de toda Galicia, lloran.
La incipiente existencia púrpura se consumió entre
rojo y gris: muere el bosque.
¿Quién pudo hacer algo así? ¿Quién fue capaz de
mirar a los ojos del roble y matarlo?
Las nutrias se esconden en el agua encenizada de los
regatos vacíos,
los búhos vuelan desorientados, gritos en el cielo,
muerte inevitable.
Anemone nemorosa, blanco adorno de la hierba,
pequeña realidad.
Las lágrimas no pueden ahogarlo y el fuego avanza
imparable de la mano del viento.
Todos los presentes temen que les toque a ellos
mientras observan la muerte del árbol:
comienza por las raíces y sube por el tronco dejando
un manto negro y caliente a su paso.
Sigue avanzando por cada una de las ramas hasta
llegar a las frágiles y temerosas hojas,
que tratan de resistirse hasta que se desprenden de
su madre y salen volando, impulsadas.
Parece que emiten un grito agudo, que se agitan, que
sienten el dolor de la combustión.
Y permanecen en su suspendida convulsión hasta
consumirse por completo en el aire.
Y lloran, lloran los árboles y los animales, llora
la gente del lugar. Llora Galicia.
"El sol se desconoce.
Va, como un niño por los campos,
deseando incendios."
(Leopoldo 'Teuco' Castilla)
Sebastián Blanco Portals
La fotografía es de las imágenes más conmovedoras que he visto en mi vida. A cada día te superas, Sebas. Un besote (soy Lu :P)
ResponderEliminarEl poema es impresionante y desgarrador, y la imagen hace estremecer el corazon de cualqueira que se reconozca como gallego. Espectacular
ResponderEliminar